Cierre fiscal 2025: más controles de la DIAN obligan a las Pymes a un proceso más riguroso y documentado.
Bogotá, Noviembre de 2025. Colombia avanza hacia uno de los cierres fiscales más exigentes de los últimos años. En un contexto económico presionado y con la necesidad de fortalecer el recaudo, la DIAN ha intensificado sus acciones de control, aumentando la revisión de rubros sensibles como inventarios, cuentas por cobrar, manejo de efectivo y la coherencia entre la información contable y la facturación electrónica.
Hoy, más del 95 % de las facturas del país se emiten de manera electrónica, según la DIAN, lo que ha permitido a la entidad robustecer sus cruces automáticos y detectar inconsistencias en cuestión de segundos. En los últimos años, los errores formales —como soportes incompletos, clasificaciones equivocadas o diferencias entre libros y comprobantes electrónicos, se han convertido en una de las principales causas de sanciones, especialmente para pequeñas y medianas empresas que aún operan con procesos manuales.
Para muchos negocios, el cierre fiscal representa una de las etapas más demandantes del año: conciliaciones bancarias atrasadas, inventarios por depurar, gastos sin categorizar y soportes que deben estar listos para cualquier requerimiento. Esto no solo eleva la carga de trabajo para los contadores, sino que aumenta el riesgo de inconsistencias justo cuando la autoridad tributaria incrementa su vigilancia.
En este escenario, Jorge Soto, CEO y cofundador de Alegra.com, afirma que el cierre fiscal dejó de ser un proceso netamente administrativo para convertirse en un momento estratégico. “La DIAN cuenta hoy con más información que nunca y con herramientas que le permiten identificar inconsistencias de forma inmediata. Para las pymes, esto significa que la precisión deja de ser un ideal y se convierte en una necesidad. Un cierre contable ordenado no es solo una obligación: es la diferencia entre tener tranquilidad o enfrentar sanciones y costos adicionales en 2026”, señala.
Soto explica que, frente a este nuevo nivel de exigencia, las empresas deberán asumir el cierre con una visión mucho más preventiva. “Cerrar bien permite tomar mejores decisiones, planificar el flujo de caja y asegurar que el próximo año no empiece con riesgos acumulados. Es una oportunidad para corregir, anticiparse y organizarse mejor”, añade.
A partir de esta lectura, Soto destaca que, de cara al cierre de año, las pymes deben prestar especial atención a tres focos que concentrarán buena parte de la supervisión de la autoridad tributaria. Aunque cada empresa vive un cierre diferente, estos tres frentes son comunes en la mayoría de negocios y representan los puntos donde históricamente más inconsistencias se han detectado:
Inventarios y movimientos de caja: La DIAN intensificará los cruces entre inventarios, ventas registradas, movimientos bancarios y facturación electrónica. Cualquier discrepancia, como diferencias entre lo que se vendió y lo que se reporta, entradas o salidas sin evidencia o variaciones sin explicación, puede activar una verificación.
Errores formales y soportes incompletos: La Dian presta mayor atención a inconsistencias que afectan directamente la base gravable del negocio. Entre las fallas más comunes están los costos y gastos desorganizados o sin el soporte fiscal adecuado, documentos perdidos o no soportados para efectos tributarios, registros contables atrasados, dificultades para identificar la cartera en riesgo, cálculos incorrectos de depreciación de activos fijos y una clasificación fiscal deficiente de ingresos y egresos. Con los cruces automáticos entre facturación electrónica, declaraciones e información exógena, estos errores son detectados con más rapidez y se convierten en uno de los principales generadores de sensaciones.
Sobrecarga operativa del cierre contable: El cierre implica revisar conciliaciones bancarias, cuentas por cobrar, depuración de gastos, actualización de inventarios y alineación entre libros y facturación. Las empresas que dependen de procesos manuales suelen enfrentar mayores retrasos y más posibilidad de inconsistencias en esta etapa.
Para las pymes colombianas, este cierre fiscal representa una oportunidad para reforzar la organización interna, validar su información y asegurar la coherencia entre todos los frentes contables. La exigencia será mayor, pero también es una ocasión para iniciar 2026 con cifras claras, procesos ordenados y una gestión financiera más sólida frente a un ecosistema tributario cada vez más digital y riguroso.